Se entiende por fármaco toda sustancia medicinal de naturaleza química. Su empleo en el ser humano es de gran utilidad en la prevención, curación o diagnóstico de la enfermedad.
Existen numerosos fármacos que, dependiendo de su lugar de acción, pueden clasificarse en fármacos de acción local (actúan sobre el lugar donde se han aplicado, por ejemplo un colirio) y fármacos de acción general o sistémica (pasan a la sangre y son transportados a las células donde deben ejercer su acción, por ejemplo una inyección).
Asimismo, es significativo diferenciar dos conceptos importantes: la farmacodinamia y la farmacocinética. El primero de ellos se encarga del estudio de la función de los fármacos en el organismo y es lo que comúnmente se entiende como “lo que el fármaco hace en el organismo”. En otro lado se encuentra la farmacocinética, encargada de estudiar el mecanismo de acción de los fármacos y que correspondería a “lo que el organismo hace en el fármaco”.
El fármaco tan pronto como penetra en el organismo está sometido a una serie de procesos, base de la farmacocinética, y que son:
Cabe resaltar que estos procesos descritos pueden verse afectados por distintos factores, como la edad, el peso, el sexo, patologías previas, factores genéticos, entre otros.
La administración de fármacos es una de las actividades que el equipo de enfermería efectúa con más frecuencia. Para su realización, varias son las vías por las que se puede administrar un fármaco en función de la farmacocinética y farmacodinámica del mismo.
Bien se pueden ingerir por vía oral o bucal, produciendo una pequeña ruptura de la piel si la administración es intramuscular, subcutánea o intradérmica, en vena, mediante aplicaciones tópicas, inhaladas, instiladas, etc.
Se trata de una vía cómoda, económica y segura que permite la autoadministración. Los medicamentos que se emplean por esta vía pueden presentarse en forma de jarabe, cápsula, tabletas o píldoras. Debido a que se trata de una vía de administración lenta, entre sus inconvenientes se encuentra poder irritar la mucosa gástrica, así como la posible alteración de los medicamentos al ponerse en contacto con el jugo gástrico (Ver Imagen 1). Además, esta vía está absolutamente contraindicada en pacientes inconscientes.
Imagen 1. La administración oral de medicamentos es cómoda y segura, así como también puede irritar la mucosa gástrica
En esta vía el fármaco debe ser administrado debajo de la lengua hasta que se disuelva. Aunque la absorción es rápida, el número de fármacos a administrar es muy limitado. Entre las ventajas, como en la vía anterior, se encuentra su posible autoadministración.
La absorción por esta vía es rápida. Los medicamentos que se administran por ella se encuentran en forma de aerosoles, pulverizaciones e inhalaciones. La técnica consiste en una inspiración profunda por parte del paciente al tiempo que se introduce el medicamento (Ver Imagen 2).
Imagen 2. La vía respiratoria consiste en una inspiración profunda
Los fármacos presentados en forma de supositorios, pomadas o enemas son administrados por esta vía cuando el paciente se encuentra inconsciente o cuando no tolera la vía oral. Entre los inconvenientes destacan la incomodidad de administración, la irritación de la mucosa e irregularidades en la absorción.
La mucosa vaginal absorbe gran número de fármacos que se aplican tópicamente. Algunas de sus formas son: óvulos, cremas, espermicidas y tabletas vaginales.
Tienen efecto y acción local. Dentro de ellas se puede distinguir:
Imagen 3. Hay que aplicar el medicamento en el centro del saco conjuntival
Imagen 4. Hay que tirar de la oreja del paciente hacia arriba y hacia atrás para alinear el canal auditivo
Imagen 5. El medicamento se debe aplicar con cuentagotas
Consiste en la administración de fármacos mediante una inyección. Existen diferentes vías según el lugar donde se realice:
Imagen 6. Se administra el fármaco en la dermis
Imagen 7. Vía subcutánea, intramuscular e intravenosa
Finalmente, es necesario resaltar que durante la práctica diaria es posible que se presenten errores en la medicación. Por ello, en el momento de la administración de un fármaco es muy importante tener en cuenta la regla de los cinco correctos: (1) fármaco correcto, (2) dosis correcta, (3) hora correcta, (4) vía correcta y (5) paciente correcto.
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En relación con la reanimación cardiopulmonar básica en adultos y desfibrilación automática externa, podemos indicar que las causas más importantes de las muertes que se producen como consecuencia de accidentes, ataques cardiacos y otras urgencias médicas son
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