Existen numerosas ocasiones en las que hay que adaptar la dieta del anciano, o bien porque el aporte calórico o de nutrientes sea insuficiente o bien por su seguridad, ante problemas de disfagia, bajo nivel de conciencia, problemas en la cavidad oral o en el tubo digestivo, etc.
La vía de alimentación de elección, si no hay nada que lo impida, será la oral con el fin de mantener activo el sistema digestivo. Si no es posible utilizarla, se hará a través de otras vías menos fisiológicas.
Los cambios acontecidos en el proceso de envejecimiento afectan a todos los órganos y sistemas, así como también al aparato digestivo. Por ello, se necesita modificar los hábitos de alimentación y los compuestos de la misma, de manera que los compuestos nutricionales deben estar acorde a las características fisiológicas, el grado de actividad y ejercicio que realice y la situación de salud de la persona mayor.
Como se ha comentado anteriormente, las características individuales de cada adulto mayor van a condicionar el tipo de alimentación a seguir.
Se conservará siempre que sea posible, adaptándola a las necesidades del adulto mayor. Por lo general, deberá ser de fácil digestión, poco condimentada, con platos atractivos, variados y servidos a una temperatura adecuada.
El consumo de grasas saturadas (mantequilla, embutido, tocino, etc.), sal, azúcares simples (azúcar, repostería, caramelos, etc.) y condimentos fuertes debe reducirse al máximo, y aumentar la ingesta de proteínas de alto valor biológico (carne preferiblemente blanca, pescado, huevos, lácteos), verduras, frutas e hidratos de carbono complejos que contengan fibra (cereales integrales, arroz, etc.).
Es importante que el anciano coma lentamente, introduciendo bocados pequeños en la boca. Si existe dificultad en la deglución, se le instará a que incline la cabeza hacia el tórax antes de tragar. Si aparece carraspeo, tos, náuseas o regurgitación durante la ingesta, deberá interrumpirse la comida.
Se evitará realizar curas u otros procedimientos dolorosos justo antes de ofrecer los alimentos, ya que el malestar y el dolor pueden contribuir a la disminución del apetito. Asimismo, debe procurarse que el anciano no se tumbe inmediatamente después de comer para facilitar el proceso digestivo.
Es importante señalar que el aseo bucal debe fomentarse después de cada comida.
Son preparados similares a los tradicionales adaptados a las necesidades del anciano con respecto a la consistencia, la textura y la cantidad de ciertos nutrientes. Existen, por lo tanto, diversas opciones de adaptación.
Son preparados comerciales de alto contenido nutricional que se utilizan para complementar la alimentación oral (tradicional o adaptada) o como alimentación única cuando el estado del adulto mayor lo requiere. Existen varias presentaciones: en polvo, líquido, crema, pudin o barritas.
Se pueden encontrar dos tipos de suplementos:
Siempre que el suplemento se utilice para complementar la dieta de la persona mayor, deberá administrarse fuera de las comidas.
La nutrición enteral es aquella en la que se introduce el alimento al tubo digestivo a través de una sonda, ya sea nasogástrica o abocada a una ostomía. Su uso es controvertido, ya que no se ha demostrado que mejore la calidad de vida, el estado funcional ni reduzca el tiempo de recuperación de una enfermedad o de estancia hospitalaria.
Se recomienda su uso en ancianos con una ingesta oral insegura o inviable, siempre y cuando su estado clínico sea estable y se estime que esta forma de nutrición va a mejorar un proceso patológico o su calidad de vida. No está indicada en pacientes terminales.
La nutrición enteral no es una decisión médica, sino que el paciente y sus familiares tienen que dar el visto bueno. Una vez aceptado, hay que formar al anciano, si tiene capacidad, y/o al cuidador para que sean capaces de administrar la alimentación y realizar los cuidados que requiere la sonda antes de regresar a su domicilio.
La alimentación enteral consiste en preparados comerciales. Además, existen dos pautas distintas para administrarla:
Por nutrición parenteral se entiende la administración de nutrientes a través del flujo sanguíneo, mediante una vía periférica o central. Al igual que ocurre con la nutrición enteral, su uso es controvertido y eleva mucho el gasto sanitario, por lo que se prefieren otras formas de alimentación siempre que sea posible.
La composición de fórmulas nutricionales será pautada por el médico que asista al adulto mayor.
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En relación con la reanimación cardiopulmonar básica en adultos y desfibrilación automática externa, podemos indicar que las causas más importantes de las muertes que se producen como consecuencia de accidentes, ataques cardiacos y otras urgencias médicas son
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